La fauna del Valle de Arán

La historia y la fauna del Valle de Arán han estado conectadas inequívocamente con la cultura occitana que reinó en el sur de Francia. Su vínculo con esta zona fue mayor que con el resto de la península ibérica. Su orografía es compleja y extensa.

La extensión de 620 kilómetros convierte al Valle en un territorio más que interesante donde tuvieron lugar diversos acontecimientos históricos. Limita al oeste con Aragón y Francia; al este, con Pallars Sobirà, al sur, con la Alta Ribagorza; y al norte, con el país galo. Además, el 30 % de los centenares de kilómetros de extensión superan los 2000 metros de altitud.

Con todos estos ingredientes, no es de extrañar que la naturaleza de la zona sea una de sus mayores riquezas. Tiene una flora y una fauna únicas en el país: bosques caducifolios y de coníferas se alternan con prados subalpinos y alpinos, tramos fluviales, lagos e inmensos paisajes de paz y tranquilidad. Aquí se unen múltiples especies que convierten al lugar en el digno representante de una estampa que debemos cuidar.


Fauna del Valle de Arán

La magia del paisaje del Valle de Arán no sería tal si este no estuviera habitado por numerosas especies, las cuales hacen del ecosistema algo espectacular. Aves, anfibios y mamíferos comparten los ricos terrenos del sitio y forman parte de una fauna rica.

Lagartija aranesa

La mayor parte de esta especie, alrededor del 90 %, se encuentra en el macizo de Maubèrme, dentro del Valle de Arán. El restante 10 % se encuentra en el territorio galo, en Ariège. El hábitat más común de esta especie es el área rocosa situada entre los 1940 y 2540 metros de altitud; concretamente, en las zonas alpinas de pastizal pedregoso.

Marmotas

Son habitantes de los terrenos rocosos. Son muy conocidos por sus largos sueños o hibernaciones. Estos animales, que pertenecen a la familia de los roedores y están emparentados con las ardillas, despiertan con la llegada de la primavera.

No es difícil encontrar a las marmotas merodeando por ciertas zonas del valle, pero has de tener mucho ojo para verlas. Aunque estén relacionadas con las ardillas, se distinguen de estas en varios aspectos, como un pelaje de color marrón, gris claro, beige y negro en la cola. Y, sobre todo, tienen una actitud diferente.

Los primeros ejemplares llegaron desde Francia en los años 80 del siglo pasado y ya hay miles merodeando esta vasta extensión de terreno leridense.

Oso pardo

Si hay un rey en el Valle de Arán, sin duda, se trata del oso pardo, una especie en peligro de extinción a pesar de los enormes esfuerzos por evitarlo. Cada vez hay más mensajes de optimismo al ver a más familias de este animal con crías merodear en algunas zonas del Valle.

La voz de alarma se dio en 1994, cuando se calculaban solo 4 machos y una hembra. La actuación de diferentes asociaciones y organismos comenzó a dar frutos durante los siguientes años. Aumentó considerablemente el número de osos, especialmente de hembras.

Tienen la piel gruesa. El color de esta especie varía desde un marrón de mayor o menor intensidad hasta un rojizo, un gris o beige, sin dejar a un lado el negro.

Otras especies

Otras especies que viven en el Valle de Arán y que vale mucho la pena observar son los ciervos, corzos, jabalís y rebecos sobre el terreno firme. También los urogallos, águilas reales, quebrantahuesos o pitos negros (pertenecientes a los pájaros carpinteros) en el aire.

Ver la fauna del Valle de Arán es algo irrepetible. Una visita a la zona, alquilar un apartamento en Alma de Nieve y admirar in situ todo lo que el Valle puede brindar es, sin duda, uno de los mejores planes que puedes realizar. ¿Te animas?