El empleo de nieve artificial en las estaciones de esquí está destinado a conseguir que la pista tenga la densidad necesaria para esquiar mejor. Si te interesa conocer cómo se crea este tipo de nieve, te contamos el proceso a continuación.
¿Cómo se produce la nieve artificial?
La nieve artificial se origina por medio de los cañones que combinan en su interior agua y aire comprimido. En cada disparo, el agua sale pulverizada a gran velocidad gracias al aire, como sucede con los aspersores de riego. Posteriormente, al entrar en contacto con el aire de la estación de esquí, se convierte en nieve.
La conexión subterránea de los cañones está formada por dos tuberías separadas entre sí. La primera contiene el agua y la segunda el aire. En su interior se mezclan ambos elementos y desde ahí el cañón los expulsa por dos orificios independientes. Cuando se unen, cada gota de agua se transforma, por la acción del aire, en una pequeña bola de hielo, con un diámetro máximo de un milímetro y medio.
¿En qué consiste la instalación de los cañones de nieve artificial?
Los puntos de partida de la red de tuberías que antes te hemos mencionado son un gran depósito de agua y un compresor de aire. De forma paralela, se diseña un sistema eléctrico a medida que facilita la puesta en marcha y la detención de los cañones de manera remota.
Cada cableado se conecta a la arqueta sobre la que se instala y, a su vez, al cañón. En el interior de esta base se disponen una válvula para el agua y otra para el aire. Puede seleccionarse la cantidad de cada parte dependiendo del grosor de la capa de nieve natural.
¿Qué temperatura es la ideal para producir nieve artificial?
Hay que esperar a que baje hasta los 0 °centígrados y que haya una humedad mínima del 50 %. Los nuevos modelos producen nieve a partir de los 2 °C y con solo un 25 % de humedad. Se recomienda su uso exclusivo por la noche para evitar que el sol pueda derretir la nieve. Por lo tanto, las condiciones meteorológicas influyen muchísimo en el resultado final.
Datos curiosos de la nieve artificial
Su peso es de media tonelada por metro cúbico y su textura es mucho más dura. La natural pesa solo 150 kilogramos por la misma cantidad y su textura es más blanda. Es posible crear 2,5 m³ de nieve artificial con solo 1 m³ de agua. El gasto en combustible de todos los cañones de España permitiría que un avión hiciera fácilmente medio viaje al otro lado del Atlántico.
Cada 4 m² exigen unos 850 litros de agua, la nieve resultante tendría un espesor medio de unos 30 centímetros. En lo que respecta a las sensaciones que tiene quien practica el esquí, son bastante parecidas a las de moverte sobre una capa de nieve natural. De hecho, de manera general, se suelen mezclar ambas.
Algunos modelos incluyen una pequeña estación meteorológica para saber cuándo es necesario que expulsen nieve. Así, se mantiene la consistencia de la pista de forma continua. Sin estos cañones, sería complicado que una estación permaneciera abierta al público con la cantidad de nieve deseable.
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